La retórica de la banda terrorista ETA y su entorno ha presentado siempre sus crímenes como parte de un conflicto militar, en el que ambas partes estarían parejas en el recurso al crimen. Es la llamada equidistancia, que presenta como iguales a las víctimas de ETA, a los muertos en enfrentamientos con la policía y a los asesinados por grupos paramilitares como los GAL o el Batallón Vasco-Español.
Colocar en el mismo plano a victimas de los atentados de los GAL y a etarras fallecidos en un tiroteo con la policía es hipócrita: no es lo mismo asesinar que perseguir asesinos. ¿Qué decir de poner al mismo nivel a niños que murieron por la explosión de un coche bomba y a etarras fallecidos por la detonación accidental del explosivo que manipulaban para poner un coche bomba? Pero no se puede ignorar que desde las filas del Estado se cometieron asesinatos. La equidistancia entre reconocer e ignorar la verdad también es inaceptable.
Qué extraña la soledad del ser humano. Siempre rodeado de otros y siempre con ese sentimiento fatal de que, al igual que una isla, el mar de la vida se interpone entre nosotros y aquellos que vemos y frecuentamos. Somos islas a la deriva que tienen el prodigioso don de comunicarse, de enviarse mensajes, como el viento o las aves arrastran el polen de una tierra a otra en los archipiélagos.
La literatura es uno de esos pájaros que sobrevuelan el mar de la soledad. La música otro. Pero la música tiene también la elocuencia de lo vivido, como la comida. Una melodía lleva al tiempo en que se escuchó por primera vez, en que se bailó o se amó a su compás. No se recuerda, se revive. Ayer murió Cesaria Évora y con ella la voz de una saudade atlántica y africana que cada cual recreaba a su manera al escucharla, nombrado todas las soledades. Una isla humana de menos, que sin embargo supo hacer visible para los demás al archipiélago que le dio vida.
El jefe del gobierno portugués intenta introducir el límite del gasto en la Constitución, al igual que hizo Zapatero en España con apoyo del PP. El gobierno italiano defiende medidas draconianas. La Unión Europea funda la religión del recorte. Todos exigen sacrificios y culpan al gasto del Estado de la crisis. ¡Qué mezcla de embustes e ineptitud!
La clase política no tiene valor (ni interés) de ponerle el collar al gato de los mercados. Y si hay que hacer sacrificios, también hay que saber para qué servirán. ¿Para imponer una dictadura económica con reformas fraudulentas de las constituciones? ¿Para recompensar a los causantes de la crisis? ¿Para que los ricos lo sean tanto que alguna migaja de su plato termine por llegar a la boca de los pobres? Los límites que hay que poner no son al gasto sino a la especulación, a la desregulación bancaria y a la intervención de las agencias de calificación, que son el virus de la crisis.
La constitución del nuevo parlamento español ha parecido una comedia de los hermanos Marx. La tercera fuerza del país en número de votos se ha quedado fuera de la mesa del Congreso porque otro partido, con medio millón de votos menos, tiene más diputados. Parece un chiste.
Al mismo tiempo, Amaiur, la coalición abertzale que logró siete diputados, se quedó sin grupo parlamentario porque le faltaron unos pocos cientos de votos en Navarra. Excusa: su vínculo con ETA. Pero no es ETA quien les ha votado. ¿Cuántas varas de medir hay? A veces valen los votos. A veces, los diputados. Siempre lo que le convenga al partido mayoritario de turno. Un sistema así no tiene como propósito representar la voluntad popular sino manipularla a conveniencia. Sin importar que los argumentos sean de chiste. Se reduce la democracia española a mero circo, pero con la crisis no hay pan a repartir, así que es muy difícil que nadie les ría las gracias.
Debe de ser un pecado grande porque hay que haber hecho algo imperdonable para merecer esto: que ningún líder político, sea del color que sea, pase el test de honestidad y coherencia. El último es Barak Obama. Millones de ciudadanos del mundo se ilusionaron cuando ganó la presidencia de EE.UU. (puesto que es imperio, quizá habría que dar voto al resto del planeta en esas elecciones y, si acaso, limitárselo a los estadounidenses, que nunca aciertan) y ayer afirmó que EE.UU. sale de Irak dejando un país mejor.
¿Quién preguntó a los iraquíes si querían pagar el precio de esa mejoría? ¿Es tanta la ceguera del poder que ha acabado por creerse sus propias mentiras? Habló de éxito en un país destrozado y sembrado de cadáveres. De altruismo, mientras las petroleras se frotan las manos. Sí, ha sido un gran pecado: renunciar a participar activamente en la vida política y, al hacerlo, dejar nuestro destino en manos de los hipócritas.
El Museo de Cera de Madrid ha retirado la escultura de Iñaki Urdangarin del grupo de la Familia Real española. Quién diría que un museo kitsch iba a ser el termómetro de la crisis institucional, una metáfora del sistema. Pero es lógico: al fin y al cabo, el Rey es el jefe del Estado español.
El sistema político nacido tras la muerte de Franco más que museo parece teatro de cera. Todo se viene abajo. El goteo de políticos corruptos es interminable. El sistema electoral diluye la voluntad del pueblo con un reparto de escaños discriminatorio. Los ciudadanos son espectadores de una obra de la que están excluidos, pero que pagan cara. El Estado de Bienestar se licua bajo la presión de los mercados. La Iglesia Católica mantiene la lacra de sus privilegios económicos y educativos. Se acaba la representación y las figuras de cera se resienten del calor de la indignación ciudadana. ¿Cuándo será el turno de los actores de carne y hueso?
Hay gente muy rara. Vamos a ver, ¿a quién se le ocurre que si un día llegan a tu casa unos hombres armados y se llevan a tu padre o hermano o hija, en fin, alguien cercano, y ya no vuelves a verlo más en la vida, te vas a quedar con un vacío dentro que nada llena? ¿A quién se le ocurre que si una noche vienen los militares o los policías o los falangistas y se llevan a tu madre o a tu abuelo y lo juzgan acusándole de haber matado a Cristo o a quien sea y lo fusilan, a ti te va a quedar el dolor sin cura de la injusticia?
No, cuando a uno le matan o le desparecen a sus seres queridos, uno debe besar la mano del obispo, agradecer al Caudillo su limpieza nacional y votar a los herederos ideológicos de uno y otro que, como el carpintero de Nazaret, se distinguen por dos siglas: P.P. ¿Rendir homenaje a las víctimas de la dictadura? ¿Recuperar los cuerpos de los desaparecidos? ¡A quién se le ocurre! Eso es para América Latina. Y si se le ocurre, piense en Garzón.
El ejército de EE.UU completará su retirada de Irak este mes, tras ocho años de ocupación. Ante la retórica, mejor que hablen las cifras. Número de víctimas entre 2003 y 2007, según las fuentes: los papeles estadounidenses revelados por WikiLeaks dan 109.032, el gobierno de Irak, 151.000; la encuesta Lancet, 654.965 y la ORB un millón. Armas de destrucción masiva halladas en Irak (razón por la que se dijo que había que invadirlo): ninguna. ¡Ups!
¿Para qué fueron entonces las tropas? Quizá aquí las siglas y los nombres comerciales ayuden a los números. Irak tiene una reserva de 115 millones de barriles de petróleo y el nuevo gobierno iraquí ha firmado acuerdos con 41 compañías petroleras internacionales, entre ellas Shell, BHP, Exxon, Total y BP. Para ello, accidentalmente, hubo que derrocar a un tirano. Ahora los pozos están de nuevo en manos de quienes los tenían antes de que los echaran hace 36 años. Misión cumplida.
El gobierno de Zapatero ha sido cobarde al afrontar la crisis y los mercados pero fue de una gran valentía al apostar por el diálogo con ETA como paso necesario para el fin del terrorismo. Que aquel diálogo fracasara no quita la importancia de que haya existido. Más aún: sin él, ETA no habría entrado en la vertiginosa degradación que le ha llevado al anuncio del cese de la violencia.
Sin embargo, cual ladrón que grita ¡al ladrón!, señalando a otro para escabullirse, así llevan gritando ¡al traidor!, señalando a Zapatero, quienes traicionaron las esperanzas de paz torpedeando por todos los medios al gobierno cuando más necesitaba apoyo: al dialogar con los terroristas. ETA quiso imponer condiciones políticas a un interlocutor que acudía a las conversaciones debilitado por las puñaladas que cada día le asestaban el PP y las Rosas Díez de turno. Y éstos han sacado la tajada electoral que esperaban. Sin la menor vergüenza.
¿Cuántas veces hay que tropezar en la piedra para aprender a evitarla? ¿Cuántos errores caben en la experiencia de un ser humano antes de tener que llamarle idiota? ¿Cuántas veces hay que repetir una idea evidente para que ésta entre en la cabeza de algunos seres humanos a los que les vendría bien llevar sombrero, para que lo que tienen entre los hombros tuviera alguna utilidad?
El Instituto Nacional de Empleo calcula que medio millón de españoles va a tener que emigrar fuera del país para buscar la fortuna que en su patria se les niega. ¿Cuántos de ellos habrán comentado con sus amigos que ya estaba bien de extranjeros en España? ¿Cuántos de ellos habrán echado la culpa a los inmigrantes de la delincuencia o del paro? Que un país que durante siglos se ha dedicado a producir emigrantes haya alcanzado tales cotas de xenofobia es una vergüenza histórica. Ahora volvemos a lo que somos. ¿Alguien va a aprender de una vez la lección?