El despertador

Miércoles, 21 Diciembre 2011 05:02
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El debate de investidura ha dejado algunas cosas claras. La primera es que Mariano Rajoy, además de una mayoría absoluta que le asegura poder imponer sus políticas si no logra acuerdos, también tiene buena pegada parlamentaria y un eficaz tono moderado. Prueba de que la crispación era cosa de la derecha y se acabó cuando ésta ha vuelto a lo que considera el orden natural, o sea, a detentar el poder.

Pero lo llamativo ha sido el desfondamiento también parlamentario de la izquierda. El PSOE lo tiene difícil para oponerse porque de hecho comparte la visión neoliberal de la crisis y ha puesto las bases para los recortes que vienen. Izquierda Unida estrena un líder flojo con discurso que más parece declaración de principios que argumentación destinada a rebatir y convencer. La izquierda tiene que despertar de su narcosis liberal o de su ensimismamiento para buscar un discurso alternativo o va a haber derecha para una década.

Aplausos

Martes, 20 Diciembre 2011 05:02
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Los pequeños gestos son a veces muy reveladores de la realidad. El discurso de investidura como jefe de gobierno de España de Mariano Rajoy tuvo un tono ambiguo con anuncio de recortes y buenas intenciones para los parados y los jóvenes. Lo revelador fueron los aplausos de sus diputados del PP porque aclaran la verdadera primacía de valores.

La primera ovación fue a la declaración de fe en la capacidad de los españoles para salir adelante (un Arriba España moderno). La siguiente, para el pago del IVA de los empresarios sólo cuando estos lo hayan cobrado (los negocios ante todo). La tercera, para la supresión de puentes festivos (aviso a los trabajadores). El poder posmoderno recuerda al de la época merovingia: la casa del señor y sus intereses son la medida de la sociedad. El PP tiene un programa destinado a que en su casa, que es la de los mercados y los grandes empresarios, haya orden y prosperidad. Cómo no van a aplaudirse.

Equidistancias

Jueves, 22 Diciembre 2011 04:58
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La retórica de la banda terrorista ETA y su entorno ha presentado siempre sus crímenes como parte de un conflicto militar, en el que ambas partes estarían parejas en el recurso al crimen. Es la llamada equidistancia, que presenta como iguales a las víctimas de ETA, a los muertos en enfrentamientos con la policía y a los asesinados por grupos paramilitares como los GAL o el Batallón Vasco-Español.

Colocar en el mismo plano a victimas de los atentados de los GAL y a etarras fallecidos en un tiroteo con la policía es hipócrita: no es lo mismo asesinar que perseguir asesinos. ¿Qué decir de poner al mismo nivel a niños que murieron por la explosión de un coche bomba y a etarras fallecidos por la detonación accidental del explosivo que manipulaban para poner un coche bomba? Pero no se puede ignorar que desde las filas del Estado se cometieron asesinatos. La equidistancia entre  reconocer e ignorar la verdad también es inaceptable.