Se dice que en el Caribe la gente tiene sentido del ritmo, pero hay caribeños tan negados para el baile como el más torpe europeo. Ahora el gobierno cubano anuncia una reforma “lenta” de las leyes migratorias del país. Con la demora administrativa que caracteriza a la Revolución desde que dejó de ser revolucionaria para convertirse en institucional, la palabra “lenta” parece un pleonasmo.
A las limitaciones que los emigrantes del Tercer Mundo encuentran para entrar en los países desarrollados, se suman en el caso cubano las limitaciones que su propio gobierno les pone para salir de su país. Los emigrantes cubanos son una fuente esencial de ingresos para la isla, pero no se les trata con gratitud sino con desconfianza, castigándoles económicamente. El gobierno cubano recuerda su derecho a decidir el ritmo de los necesarios cambios en el país. Pero quien apenas si da dos pasos se acaba quedando solo en la pista de baile.