El parlamento francés ha aprobado una ley que castiga a quienes nieguen la existencia histórica de los genocidios. Parece una iniciativa legal bienintencionada, pero ¿qué sentido tiene legislar sobre la verdad histórica? Si hay una ciencia inexacta por definición, esa es la Historia. La verdad histórica cambia en cada época. Elevar esa verdad a rango de ley inviolable es un acto totalitario, por muy adornado de virtudes morales que se presente.
Porque ni siquiera en la misma época todos están de acuerdo sobre la verdad histórica. La ley francesa se dirige de hecho contra quienes nieguen el genocidio de los armenios a manos del estado turco. Pero los turcos recuerdan el genocidio francés contra los argelinos. Cuando Francia todavía es incapaz de admitir su responsabilidad en Argelia y se resiste a asumir su participación en el holocausto de los propios judíos franceses, una ley así tan sólo expresa una doble moral.