El Partido Popular ha hecho del homenaje a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA en 1997, una acto de acoso contra la alcaldesa de izquierdas de Madrid, Manuela Carmena. Fundado y presidido hasta su muerte por el ex ministro franquista Manuel Fraga, el PP reproduce fielmente dos patrones ideológicos del fascismo español: la apropiación de la identidad española, que convierte en antiespañol a quien se aparta de su visión de la patria, y la apropiación excluyente del luto.
Habla de víctimas del terrorismo, pero exige trato especial para sus muertos y hace un uso patrimonial del duelo. Como dio el franquismo trato especial a los suyos, levantando el Valle de los Caídos y arrojando a cientos de miles de ejecutados republicanos a fosas comunes clandestinas por toda España. Se entiende bien por qué al PP le preocupa tanto una pancarta por su concejal muerto y tan poco desenterrar a las víctimas del régimen del que proviene.