El gobierno de Zapatero ha dejado sin aprobar el reglamento de la Ley Sinde sobre las descargas en Internet. Este gobierno, que ha hecho méritos sobrados para ganarse el título de pusilánime, se va dejando a escritores y artistas a merced de la vertiginosa voracidad del mundo virtual.
Se rechaza cualquier limitación en la red en nombre de la libertad de expresión, pero ese deseo de poner la cultura al alcance de todos no puede hacerse de modo que las obras, que son fruto de años de trabajo creativo, no reporten nada a sus autores y éstos se vean obligados a buscar otros trabajos para vivir. Es una estúpida paradoja: libre acceso a lo que nos gusta aún a riesgo de acabar con eso que nos gusta. Reglamentar la propiedad intelectual en Internet es urgente porque la red, que puede ser el mejor medio para la independencia de la creación, también puede convertirse en su tumba. De momento los creadores siguen desnudos y a la intemperie.