Hecho. Los dueños del mundo pueden estar contentos: ha muerto Nelson Mandela y ya vivimos oficialmente en una sociedad sin conciencia. La última voz de la dignidad en la política ha enmudecido para siempre. Cierto, quedarán sus palabras, su memoria, su trayectoria. Materiales que no tardarán en ser manoseados, como ya lo fueron en sus últimos años de ancianidad, sin que él pueda hacer nada para remediarlo. Y quién sabe si un día alguien defenderá un nuevo racismo invocando su nombre, de la misma manera que hoy se apoya a sangrientos fanáticos en nombre de la democracia.
Durante días, todos los cocodrilos del planeta derramarán sus hipócritas lágrimas. Sólo ha muerto un hombre pero hay hombres cuya importancia en la Historia es fundamental, ejes sobre las que gira el gozne de una época. La pérdida de Nelson Mandela, como la de Albert Camus hace más de medio siglo o la de Rosa Luxemburgo hace casi uno, es un daño irreparable.
*Link a la noticia de la muerte de Mandela: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/24/actualidad/1372076293_304477.html