Después de sacrificar a sus ciudadanos en el ara de los acreedores de su país, a Rajoy sólo le faltaba embarcar a España en una guerra para completar la siniestra caricatura de gobernante que lleva encarnando desde que, por obra de una fraudulenta ley electoral, llegó al gobierno con mayoría absoluta parlamentaria. Su gobierno se ha sumado, en la reunión del G-20, a la Partida de Linchadores formada por EE.UU. y los diez países que apoyan un ataque contra Siria sin respaldo de la ONU, violando las leyes internacionales.
Castigar con la muerte a un presunto delincuente, sin juicio ni condena, es tomarse la justicia por la mano, un puro linchamiento en el que, para colmo, gran parte de las víctimas serán civiles que nada tuvieron que ver con el delito. Desde hoy, esta va a ser la guerra de Rajoy, como la de Irak fue de Aznar. Otro ejemplo del servilismo irresponsable de los gobernantes españoles ante el Gran Hermano americano.