Protestar en los parques o en las calles es un derecho que Occidente y Estados Unidos en particular están dispuestos a imponer en otros países si hace falta a cañonazos. Gadafi y Sadam Hussein lo aprendieron con sangre. Para defender el derecho de los ciudadanos a instalar su protesta en la calle se arrasan países, se bombardean ciudades, se arruinan economías y se mata a miles de personas. Para que puedan protestar sin límites (los que sobrevivan).
Pero hay gente en Occidente que no sabe valorar la estricta pedagogía democrática del poder. Y se indigna. Y se atreve a ocupar Wall Street (con lo ocupados que están los banqueros ahora). Y altera el orden. Con lo que costó reducir a ruinas a Sirte o a Bagdad. No aprecian el esfuerzo. Por eso hay que sacarlos de los jardines del parque Zuccotti de Nueva York, donde han acampado llenándolo todo de tiendas y sacos de dormir como si en Occidente hiciera falta protestar en los parques.