El fútbol es hoy más que un deporte. Es una religión, un fenómeno sociológico, una metáfora. Lo que el circo a los romanos (sin muertos, felizmente). Espectáculo y catarsis. Desfogue y generador de violencia. Sus héroes, como los antiguos gladiadores, son admirados y detestados, elevados a la gloria o vilipendiados sin piedad. Por eso, lo que en el fútbol acontece no es anécdota sino síntoma.
Un modesto equipo de fútbol, el Levante, encabeza la liga profesional en España. Son deportistas que no salen en televisión ni en las revistas del corazón y si a duras penas se abren hueco en las páginas deportivas es porque están haciendo lo imposible: desbancar a los reyes del mambo, a los becerros de oro. Ni Real Madrid, ni Barcelona. El Levante manda hoy en el fútbol español. A golpe de sudor y de trabajo en equipo. Sin cuentas millonarias ni pasarelas de moda. La metáfora de otro mundo posible, aunque sólo sea mientras sale el sol.