El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha sentenciado que la doctrina aplicada por el Tribunal Constitucional español para mantener a ciertos presos (sobre todo de ETA) más tiempo en prisión viola esos derechos. Consecuencia: la etarra Inés del Río, tras cumplir 23 años de cárcel, no sólo va a ser puesta en libertad sino que tendrá que ser indemnizada.
Esta sentencia muestra hasta dónde puede llevar el abuso político de la ley y el afán de venganza. A que el Tribunal Constitucional cree una doctrina inconstitucional. A poner en ridículo a la justicia española. A dar a los violentos una victoria política y judicial que se habría podido evitar si se hubiera aplicado la ley en vez de inventar artimañas para aplacar a la opinión pública. La democracia es el imperio de la ley, incluso en los casos en que esa ley beneficia a autores de crímenes nauseabundos como Inés del Río. Olvidarlo es hacer el mejor regalo a los terroristas.